29 de agosto de 2012

Villanos de libro. (2- Ahab & Moby Dick)

¿Qué es Moby Dick? Inspirado en el caso de un cachalote real que trajo de cabeza a los balleneros de Nantucket, así como en otros relatos marineros del gran auge de la pesca de cetáceos del S. XIX, Moby Dick es el espectro blanco de una demencia que cruza el mundo de un extremo a otro. Tas él navega el Pequod, capitaneado por un alma atormentada y solitaria sin más afán que la venganza. 
Ahab es un hombre destrozado. Sus mutilaciones no son tan solo físicas. La enorme criatura albina le privó también de la razón en un primer encuentro que sellaría los destinos de ambas almas gemelas.
Ahab es la víctima que busca la venganza imposible contra un animal sin conciencia.  Moby Dick no es una ballena ni un cachalote; es más bien el enorme deseo de superación y de lucha presente en todo ser humano injuriado, es la materialización del desperdicio de la obstinación y el fracaso premonitorio, el bálsamo del orgullo herido; la meta autodestructiva. 


Ahab no ceja, aún cuando se ha enfrentado a ella sin conseguir más que dolor y sufrimiento, y aún cuando ve en el enorme Leviatán las marcas causadas por el empeño inútil de sus semejantes, que a su vez yacen también en las profundidades.
Si de algo estamos seguros es de que no hay ningún tipo de heroicidad en la novela de Melville. Las razones del cazador son infundadas y malditas, y los hombres del Pequod son pobres diablos con el destino ya truncado, mientras se entregan a una persecución bajo el doblón de oro clavado en el madero del navío. No establece con ellos ninguna otra relación. Ahab ha renunciado a lo gregario que hay en el ser humano. Solo concibe la vida como lo que media entre su momento presente y la futura resolución de la venganza imposible; solo abandona su camarote al grito de "Por allí resopla" y ninguna otra criatura del mar capturada, cualquier ballena que no sea Moby Dick, satisface su deseo.
Ahab nunca conseguirá lo que se propone. Su muerte es una advertencia de que el único resultado en la búsqueda sin concesiones de aquello que nos completa, de aquello que creemos que llenará nuestros vacíos en este caos de la existencia, (porque él mismo es también Moby Dick, su demencia, su alma gemela) es acabar arrastrado a los abismos abisales por la demencia y el absurdo encarnados en Moby Dick. Y con él, tantos buenos nombres; Starbucks, Queequeg, Tashtego... 
Todos desaparecen tragados por el mar eterno, mientras el mal sigue suelto, atrapando a otros en su obstinada sinrazón. Moby Dick ahora viaja con un trofeo macabro atado a su costado.











MELVILLE, H. Moby Dick. Círculo de Lectores, S.A. 1994








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